De pronto, empieza a ser mas pequeña la llama, lo alimento con un poco de papel que ya no nos servia, y se vuelve tan contenta que de golpe crece, iluminando su alrededor.
Mueve ese aire, algo grisáceo, que va bailando a su ritmo, cada vez con distintos movimientos, moviendose por toda la sala y saliendo por la ventana. Nos envuelve a todos, nos acaricia, y nos aporta ese calorcito que envia la llama.
Intento coger el humo, pero cada vez que lo intento atrapar se me escapa, moviendose como un alma libre por la habitacion, sin querer ser encerrada.
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